Daniele Iotti, especialista de acabados de Arcobalenocolorlab, explica cómo la combinación entre suelos y acabados murales se ha convertido en un proceso de escucha y personalización.

En el panorama del diseño de interiores, la combinación entre pavimentos y acabados de pared ha dejado de seguir reglas fijas para transformarse en un proceso de escucha atenta y personalización. Un cambio que refleja una nueva conciencia: los espacios son lugares para vivir emocionalmente, no solo funcionalmente.
El color como proyecto personal
«Ya no existe una tendencia o una moda que defina qué color usar; ahora existe la conciencia de querer diseñarlo», explica el diseñador Daniele Iotti. «El color se convierte en algo verdaderamente subjetivo que debe incorporarse al espacio en función de numerosos valores personales.»
Esta evolución marca la superación de afirmaciones simples y generalistas como “el verde relaja” o “el rojo altera”. Cada persona lleva consigo un bagaje inconsciente de asociaciones cromáticas que puede desafiar las convenciones. Por ello, Daniele adopta un enfoque basado en el diálogo y la observación: «Es como si el proyecto naciera de forma natural a través de la conversación. Se habla con el cliente y se intenta comprender —más allá de las exigencias técnicas— lo que realmente busca.»

La importancia de la materia
En este proceso, el pavimento desempeña un papel fundamental. No es solo una superficie, sino un elemento que comunica a través de su materialidad. «El suelo es un color además de un material: el efecto piedra tiene una estética, la madera blanca otra y la madera oscura otra más», destaca Daniele.
Cuando un cliente expresa el deseo de caminar descalzo sobre un parquet, lo que parece un detalle se convierte en una clave de interpretación. «Empiezo a entender que esta persona ama la materia. Probablemente puedo proponerle también materiales para las paredes que no sean simplemente pinturas, sino productos matéricos con su propia textura, que conecten el calor del suelo con el de la cal.»
Versatilidad compositiva
La elección de soluciones como los suelos Skema ofrece una libertad compositiva inédita. Gracias a su reducido espesor y su instalación rápida, estos pavimentos permiten intervenir en espacios existentes sin demoliciones invasivas, abriendo posibilidades que antes requerían obras complejas.
«Un suelo de roble claro combina perfectamente con beige, azul, óxido o verde», explica Daniele. «La madera es una esencia natural y, cuando se combinan materiales auténticos como el hierro, el vidrio o la madera, el resultado siempre es armonioso.»
Más allá del neutro: hacia espacios personales
La época de la “dictadura del Taupé” parece haber quedado atrás. «Las casas, una vez terminadas, eran preciosas para fotografiar, pero las personas sentían que vivían en algo desnudo, que requería mucho trabajo de personalización», relata el diseñador. «Si tengo una personalidad muy intensa, quizá una casa neutra me basta porque yo ya soy ‘mucho’. Pero si necesito una casa que me arrope o me apoye, entonces una casa neutra me resulta vacía y fría.»
El periodo post-Covid aceleró esta toma de conciencia. Encerrados en nuestros hogares, percibimos cuánto influye el entorno doméstico en nuestro bienestar. De ahí un renovado deseo de color.

Project: Rag architettura - Architetto Giuseppe Raimondo Ph: Daniele Di Lorenzo
Diseñar para la transformación
Otro aspecto relevante es el cambio de mentalidad respecto a la durabilidad. «Ya no necesitamos crear un color que necesariamente deba durar veinte años o para siempre», observa Daniele. «Hoy este color me atrae y lo uso… mañana lo cambiaré. Es factible y fácil de hacer.»
Los suelos con instalación flotante facilitan esta actitud cambiante: «Un suelo un poco más económico, rápido de instalar, sin cola, sin polvo, sin escombros que retirar, y también rápido de sustituir. No tiene que durar toda la vida. Si dentro de diez años me apetece, vacío dos o tres muebles y pongo un suelo nuevo.»
«En una obra reciente de 60 metros cuadrados que seguí, la instalación se completó en un solo día, mientras otros trabajos llevaban semanas» —una eficiencia impensable con pavimentos tradicionales.
Un método empático
El trabajo de Daniele se distingue por un enfoque que va más allá del asesoramiento estético, rozando la dimensión psicológica. También utiliza herramientas como el test RAH Color, basado en neurociencia, para identificar la paleta cromática más afín a cada persona.
«A veces he propuesto elecciones arriesgadas, pensando que me había excedido. Luego esos clientes han regresado para darme las gracias —incluso cinco años después— al renovar otra parte de la casa, diciéndome: nos diste aquel color de una manera extraña, y aquí estamos.»
En un proyecto especialmente delicado, ayudó a una clienta a transformar los muebles heredados de su madre fallecida, repintándolos para conservar el recuerdo sin que resultara abrumador. «A primera vista no siempre lo recuerdo, pero cuando quiero hacerlo, sé que era el mueble que usaba con mi madre.»
Este enfoque integrado —que considera suelos, paredes, techos y mobiliario como elementos de un único sistema— devuelve a los espacios un alma que ningún render, por sofisticado que sea, puede capturar. Porque al final, como recuerda Daniele, «diseñar el color significa diseñar emociones, memorias, conexiones. Significa crear casas que realmente se parezcan a nosotros.»